Presentem els cinc relats finalistes del Concurs de Relats Curts TMB

El jurat ha triat els cinc relats finalistes de la categoria especial per a treballadors del 16è Concurs de Relats Curts de TMB i que en aquesta edició s’ha afegit la temàtica del Centenari de la Xarxa de Bus.

Redacció / 23.05.22 - 08:33h

Els cinc títols finalistes de la categoria especial per a treballadors de TMB i el pseudònim amb el qual els seus autors han presentat les obres són:”Golondrinas en noviembre” de Luna de abril; “Tilli”, de Caminante; “Papallona blanca”, de Targayen; “Un viatge d'amor incondicional”, de Thomas Wolfe  i “Retorn al passat”, de Okasan.

Us presentem els cinc relats.

Golondrinas en noviembre” de Luna de abril

Hacía días que andaba buscando por todas partes el maldito llavero. El cajón de sastre de mi cómoda no iba ser menos. Postales, estampillas, cartas y un sinfín de pequeños activadores de recuerdos. Durante el minucioso registro algo al fondo del cajón, captó mi atención. Parecía estar esperando el momento oportuno para sorprenderme. Era una foto. Lucía algo apagada ya por el paso del tiempo y junto a ella, un billete de metro, en el que podía leerse perfectamente ‘billet conmemoratiu Barcelona 1982’. Aquel pedacito de papel traía consigo su propia historia. Como un chispazo, descargó la energía suficiente para reubicarme en un día gris y frío de aquel incipiente invierno. Yo tenía 16 años… Y allí que me fui.

Ana y yo llegamos las primeras a Clot. El reloj del andén marcaba las 10 y en pocos minutos aparecieron también Toni, Manu y Lolo. El metro nos llevó hasta la Plaza Cataluña y de allí hasta el Puerto acompasamos nuestros pasos Ramblas abajo. Iba a ser un día especial y diferente así que para convertirlo en algo extraordinario nos subimos a Las Golondrinas.

Yo llevaba una cazadora de pana azul, que era algo parecido a un tesoro para mí. No así el fular lila que me cubría el cuello y que, como tantas otras veces, llegaba a mi prestado por mis hermanas. Los tejanos; bien ajustados y en los pies, mis Victorias.

A alguien se le ocurrió la excelente idea de traer, excepcionalmente, una cámara de fotos. Fue durante el paseo en barco cuando se capturó aquel instante. Disparó al alma y me retrató radiante y feliz. Y eso, es una pista que aparece como otro pellizquito a mi memoria y me susurra al oído la identidad del fotógrafo. De aquel día puedo recordar lo que la foto me muestra y poco mas. Intuyo, por la luz que bañaba el ambiente, que pasamos frío. La brisa marina y las risas contribuyeron a despeinar mi melena…

Suena el teléfono y me trae de vuelta al presente. Es Sergi, me dice han aparecido las llaves en su despacho. Y es en ese instante en que soy consciente de que también yo encontré unas llaves bien especiales. Una en forma de retrato y la otra, más chiquita, timbrada en la estación de metro. Un billete que compré para dar cobertura a un pequeño trayecto y que ha acabado siendo un pasaje a la Barcelona del 82.

Hoy ya he salvado el paréntesis de tantos años de tintes y brushings. Mi salpimentada melena vuelve a lucir salvaje y natural. Ahora son las canas las que se ocupan de poner luz a mis rizos. Mi piel ya no luce tan tersa, ni se marcharon las pecas que hoy siguen multiplicándose como fuego a discreción bajo el sol de primavera. Me cuesta menos desanudar y desnudar mi alma y eso hace que me sienta bien. Y por qué no decirlo, orgullosa de las sendas que fui recorriendo, incluso de las que erré. Todos ellas me trajeron hasta aquí. Y sí, es cierto, siento nostalgia de esa época de inocencia y adolescencia, salpicadas con pequeños dramas que bajo la perspectiva del tiempo hoy me resultan divertidamente ridículos.

Y es que de algún modo, hay objetos que te llevan de vuelta a lugares y momentos que llegaron para formar parte de ti. Se convirtieron en guía y resultado de quien somos hoy. Como aquel disparo de luz que se creó para ser fijado en algún punto de mi laberíntica memoria. Recuerdos donde confluyen sentimientos capaces de crear la magia necesaria para salvar, por un instante, los muros de las ausencias que el tiempo levantó a su paso. Y quedarán como golondrinas errantes, siempre dispuestas a volver la próxima primavera…

Tilli”, de Caminante

Me llamo Tili. Soy el autobús 3247, un modelo TS3/A de la compañía Tilling Stevens. Nací en 1924 en Maidstone, Inglaterra. Desde que me construyeron hasta la década de los años cincuenta estuve trabajando en la ciudad de Barcelona. Primero llevando pasajeros, después en tareas de mantenimiento. Desde los años cincuenta hasta hace poco estuve de retiro en mi país de origen entre casas particulares y museos. Tengo facilidad para los idiomas. De escuchar a la gente hablar en su idioma, he logrado entender perfectamente el catalán, el castellano y el inglés. Aunque el catalán lo tengo un poco oxidado. Durante mi última etapa en Cataluña, només es parlava en la intimitat.

No tengo un género sexual definido, ya que no tengo atributos de esa naturaleza. Aunque muchos me han otorgado el carácter masculino, por aquello de ser un autobús robusto y fuerte, siempre me he sentido más identificada con el género femenino. Lo mío es la circulación suave, sin sobresaltos. Una conducción tranquila y pausada, más del estilo femenino. ¿Cómo si no podría estar a punto de cumplir cien años?

Debido a mi origen british tengo el volante a la derecha. A diferencia de los modernos autobuses actuales, tengo las ruedas macizas y el chasis de madera. Así se hacían entonces los vehículos. Antes no existían los plásticos. Ahora se llevan mucho. Aunque también se lleva lo biodegradable. Y yo me pregunto, ¿qué hay más biodegradable que la madera? Es cierto que la mía está en muy mal estado, pero no me puedo quejar. Me ha durado muchos años. Ahora me harán una reforma y ya veremos qué me ponen. Seguro que no será una madera tan buena como la que llevaba de origen.

De motor estoy estupenda. En aquella época sí que fueron pioneros, porque llevo un motor híbrido. Sí, sí, como los modernos. Los de ahora. Uno de esos que te permiten circular libremente por toda la ciudad. Me pregunto qué etiqueta de la DGT me corresponderá. Ya sé que soy un vehículo histórico, así que seguramente llevaré una “H”, pero mi motor es híbrido. Funciono con energía eléctrica y gasolina. Quiero la etiqueta “Cero” o “Eco”. No aceptaré menos. Quizá tendrían que crear una nueva etiqueta para los vehículos fabricados antes de 1925. Espero que, por mis años, no decidan ponerme un símbolo cuneiforme. 

En su día tuve dos plantas. A los niños les gustaba mucho subir por las escaleras al piso de arriba. Era lo que se llamaba un imperial descubierto. Toda una experiencia, oiga. Por desgracia perdí ese piso superior durante la Guerra Civil Española. También me desmembraron en dos. Por un lado la caja, por otro el chasis. Y aún tuve suerte. Muchos de mis hermanos y hermanas acabaron totalmente desguazados como piezas de recambio. Les echo de menos. Esto de ser una superviviente está muy bien, pero me siento muy sola y a veces tengo la sensación de que no le importo a nadie.

He oído que me van reformar y volveré a ser como antes. Como recién salida de fábrica. Seguramente me colocarán en un museo, aunque a mí lo que me gustaría es poder circular de nuevo por las calles. Sentirme útil y acompañada. Que todo aquel que quiera, las familias y los pequeños de la casa puedan dar una vuelta conmigo. Eso sería estupendo. Aunque sólo fuese para unos días señalados al año. Tampoco es que esté para muchos trotes. No hay que olvidar que, aun con la reforma, en un par de años seré centenaria.

Papallona blanca”, de Targayen

Era maig del 2037. La Irina, com cada matí, s’havia llevat a les 8 i havia preparat l’esmorzar per a ella i el seu germà petit, en Marc. El pare ja havia sortit a treballar i la mare continuava dormint perquè feia torn de nit a l’hospital.

L'Oksana estava de vacances per Barcelona. Li feia molta falta, ja que havia patit molt des de l’inici de la guerra que en Putin havia iniciat feia 15 anys.

Ella ho havia perdut tot. Al començament dels atacs una bomba havia caigut  a l’apartament on vivia. Gràcies a Déu, ella era al parc amb el seu nadó. En  veure l’edifici en flames va començar a tremolar i plorar al mateix temps. Va veure un munt de gent que, com si d’una cursa es tractés, es dirigia cap a un autocar situat a uns 500 metres de les runes. Va agafar la seva filla en braços i va imitar la població. En arribar a l’autocar hi havia personal de la Creu Roja que anava anotant els noms dels que pujaven en una mena de registre improvisat. En arribar el torn de l' Oksana i la seva filla, la voluntària li va demanar els noms però l'Oksana es va quedar paralitzada, no sabia què fer, ja que tenia un altre fill, en Juri,a casa dels seus pares. Davant del nerviosisme del munt de gent que s’apilava a la cua, no va tenir més remei que deixar el nadó amb una altra mare que es va oferir a cuidar-lo. Com que no tenia on anar, va anar a casa dels pares. En arribar els va explicar el que havia passat. Llavors va observar els ulls plorosos de la seva mare, i immediatament es va adonar que alguna cosa havia passat.

-Què passa, mare?

-Seu, filla, és en Vasil.

-Què li ha passat a en Vasil?

-Ha mort en un atac rus al Donbas.

A l'Oksana no li quedaven llàgrimes ni força per pair el que estava escoltant. En menys de 3 hores havia perdut el marit i havia hagut de desprendre’s de la filla per protegir-la de la guerra.

La Irina i el seu germà estaven asseguts al funicular, pujant de Paral·lel a Parc de Montjuïc, encara tenia el cor adormit i al seu germanet semblava que li acabaven de canviar les piles, no parava quiet.

L'Oksana seia al seient del davant mirant un plànol  turístic i aixecant de tant en tant la vista cap aquell parell de marrecs. La noia que tenia al davant tenia els ulls blaus marí i uns cabells rossos agafats en una cua al darrere.

La Irina es va adonar que l'Oksana de tant en tant aixecava la vista del plànol  per mirar-la amb atenció.

Mentre l' Oksana repassava el contorn de la cara de la Irina, es va detenir en sec al lòbul de l’orella esquerra, on duia una arracada nacrada en forma de papallona blanca amb detalls daurats. Immediatament va tenir una regressió al 2022, on es desprenia de la seva filla, que duia exactament la mateixa arracada com l’havia dut anteriorment la seva mare i abans l’àvia.

El funicular es va aturar, tothom va baixar del comboi menys l'Oksana, que semblava haver-se quedat petrificada al seu seient. Ràpidament va reaccionar sortint a l’exterior. Va veure la nena, amb el seu germà agafat de la mà, que entrava en una escola que hi havia davant del funicular. Va continuar caminant cap endavant;  la seva intenció era visitar la fundació Miró, però ara mateix no tenia esma de visitar res, així que va passar de llarg i es va introduir als jardins de Laribal. Va seure en un banc, va treure una ampolla d’aigua de la motxilla i es va posar a plorar mentre una papallona blanca es posava al seu genoll, i després de moure un parell de cops les ales va alçar el vol, perdent-se en la immensitat d’un cel blau.

Un viatge d'amor incondicional”, de Thomas Wolfe

Ho havia decidit, intentaria sortir i viatjar lluny, i després, tornaria a casa.

Havia llegit la teoria en moltíssimes guies. Em coneixia el viatge de memòria. Sabia que l’havia d’iniciar amb una relaxació de cos i ment, i posteriorment entrar en un estat de consciència a través de l’exercici de la respiració, baixant el diafragma, augmentant la caixa toràcica i sentint l’aire entrant pels pulmons.

Un aspecte important del viatge era l’entorn. No hi ha trens sense vies ni vies sense camí. A través de la ment, vaig sortir de casa i vaig transitar pels jardins de Montserrat, fins descendir per les escales cap a l’andana de l’estació de metro d’Entença, de la línia de color blau, el color de la relaxació i l’equilibri.

En el procés vaig visualitzar que seia en un banc i vaig intentar tancar els ulls. L’engany mental em distreia, contemplant la navegació constant i vertiginosa dels trens i de les persones. Cada noranta segons apareixia un nou tren i rius d’ànimes entraven i sortien, amunt i avall. La matèria no existeix, em deia a mi mateix, mentre tornava a tancar els ulls i sentia les vibracions, de les rodes dels trens amb les vies, i de les soles dels passatgers sobre el paviment.

No aconseguia iniciar el viatge fins que vaig decidir pensar amb tu, estimada companya. Ho vaig fer com si es tractes d’un acte d’amor, sense condicions, cap a tu, que saps que conscientment t’estimo en el fons de la meva ànima, i saps que sense amor no hi ha vida i sense vida no hi ha la mort que ens espera al final del viatge.

Moltes gràcies per ser-hi, amor.

Ja he sortit i ja estic viatjant lluny, molt lluny. Avui mateix tornaré a casa i et compartiré el meu viatge, amor meu.

Retorn al passat”, de Okasan

Plovia, plovia molt, però tots tres, il·lusionats, esperàvem agafats de la mà.

Jo agafada a la seva mà dreta, sempre a la mà dreta, ell a l’esquerra.

Ella enmig, agafant-nos amb fermesa.

Esperàvem amb ànsia el nostre passeig i ni la pluja ni cap altra incomoditat era capaç de fer minvar la nostra emoció.

Junts tots tres, drets al costat del pal metàl·lic que indicava on estava la parada del bus.

Esperàvem amb la impaciència de saber que l’aventura començava aviat.

Ella aprofitava mentre esperàvem i ens explicava la història d’Horta, un barri abans allunyat de Barcelona i al qual s’havia d’arribar per camins sense asfaltar.

Nosaltres miràvem endavant, veiem les llambordes que vestien l’artèria principal del barri i ens era difícil imaginar que abans fos un gran camí de terra.

Darrere nostre, just al costat d’on esperàvem, hi havia el Mas Margarita anomenat també Can Fargues, una de les masies importants del barri.

Ens giràvem i observàvem el mas atentament perquè descobrir la història del barri formava part també de l’aventura.

L’extensió dels terrenys que pertanyien a la masia era tan gran que arribava fins al Parc del Guinardó i la font que en aquell moment encara hi havia a dalt de tot del carrer Font d’en Fargues, era en realitat una font que inicialment  pertanyia a la masia de Can Fargues.

Ens encantava esperar al bus i omplir la nostra ment amb històries del barri, no hi ha dubte que ella era una bona narradora. Aconseguia que les nostres ments recreessin un passat que ens era llunyà.

Quan arribava el bus, pujàvem, saludàvem al conductor i corríem fins als seients del final.

Els nostres preferits.

Ella comprava tres bitllets, petits passaports d’aventura de color pàl·lid que doblegava en quatre plecs que enroscava després al seu anell daurat.

Per no perdre’l, ens deia sempre.

A vegades ens els donava al final del viatge i els guardàvem com relíquies.

Records d’una aventura que no per tants cops repetida deixava de ser emocionant.

De vegades arribàvem fins a Barcelona, com sempre deia la gent d’Horta quan anava al centre, però la majoria de trajectes els fèiem recorrent el Passeig Maragall, només fins als Quinze.

El trajecte era el més curt, però potser el nostre preferit.

Ella ens explicava que es deia Els Quinze perquè fins l’any 1930 el trajecte des de Barcelona fins a la carretera de Sagrera, que era el nostre destí, costava 15 cèntims de pesseta.

I així, escoltant-la, asseguts als nostres seients de fusta i mirant per les finestres,  anàvem entre llambordes i cables antics de tramvia fins als Quinze.

Un viatge curt ple d’història, dins d’un bus que passejava uns nens plens de somnis que viatjaven immersos en les històries que ella els narrava.

Els dibuixava una ciutat que ja no existia, però que ells eren capaços de veure a través de les seves paraules.

Avui estic esperant el bus al mateix lloc.

Asseguda a un banc de color groc, a la parada 1235, dins d'una marquesina que em protegeix de la pluja.

Veig al rètol digital que encara queden 3 minuts perquè passi el V25, que em portarà fins a Els Quinze un dia més.

Plou, com aquell dia, fa ara tant de temps.

Darrere meu Can Fargues remodelat s’ha convertit en una escola de música, davant d'un passeig Maragall que fa anys que ha perdut les llambordes.

De sobte em sembla sentir la seva veu endinsant-me en la història del barri un cop més.

Arriba el bus i pujo somrient.

Estic preparada per viatjar un cop més gaudint del present mentre penso en el passat.

Compartir

Informació relacionada

Seccions
Institucions
Anys

GenTMBapp

Club GENTMB

Club GenTMB