En un salón de Bagdad
Finales de septiembre, principios de octubre de 2011. Un grupo de emprendedoras mujeres quieren vivir o revivir la experiencia de la danza del vientre, y empiezan a tomar clases.
Es una hermosa sala decorada al efecto, con pañuelos, velos, cortinas, celosías, etc., un dulce olor a incienso y perfume de rosas. Llega Isabel, la maestra, la amiga, la persona que las ayudará a llegar a los salones de Bagdad.
Se visten con ropajes multicolores que son o parecen de seda y sus complementos metálicos, que acompañarán el ritmo. Empieza Isabel diciéndoles como han de poner el cuerpo entero, la posición de las caderas, el gesto en la cara, como colocar los velos, etc.
Empieza la música, el sonido las envuelve y sus cuerpos se acompasan al ritmo. Bailan y sueñan despiertas, notan que flotan en el aire. El ritmo cada vez es más cadencioso y la imaginación vuela y vuela. Abren los ojos y están en un salón de Bagdad. El sultán y el resto de los imaginarios presentes admiran su arte, admiran su danza. Algunas creen ver a Aladdin entre el público junto a su amada Jasmine. Todo el mundo está boquiabierto viendo su extraordinario baile…
Es un sueño, pero es la sensación que se tiene cuando vas avanzando en la danza del vientre. Estamos deseando que empiece el nuevo curso para continuar soñando y volando, igual esta vez nos vemos en El Cairo, Casablanca, Damasco…
Adelina Aguilera Martín
AAC L-2